“Denme un punto de apoyo y moveré el mundo” decía el matemático Griego Arquímedes, palabras que hoy los jóvenes de Iberoamérica queremos hacer nuestras, para decirle al mundo que podemos asumir el rol protagónico que tenemos la capacidad de asumir, para así contribuir a la solución de problemas y creación de oportunidades en nuestros países.
Bajo el lema “Juventud y Desarrollo”, la segunda Cumbre Iberoamericana de Jóvenes Líderes, realizada en El Salvador los días 23 y 24 de Octubre de 2008, estableció una plataforma para la discusión de temas de gran relevancia para la Juventud Iberoamericana, no sólo para el análisis de problemas de actualidad que la afectan, sino también para posicionarla como un segmento poblacional con un poder latente para dirigir cambios y ocupar espacios estratégicos en la toma de decisiones.
Y este poder latente se manifiesta principalmente en que Iberoamérica nunca ha contado con tantas personas jóvenes como en la actualidad, donde cerca del 40% de nuestra población es joven. Es una condición de poder natural -dado el peso que se tiene para la toma de decisiones en sistemas democráticos- pero también es un recurso invaluable, para la formación de liderazgos que dirijan cambios importantes en nuestras sociedades.
Este recurso es el llamado bono demográfico, el cual, debe capitalizarse positivamente para convertirlo en un agente de cambio, pero que ante todo, debe integrarse y visualizarse, para que no siga caracterizándose como un sector vulnerable, con pocas oportunidades y con un peso insignificante en los espacios de decisión.
En dicha Cumbre se reiteró la necesidad de promover nuestra participación en los diferentes ámbitos de nuestra sociedad, pero también los jóvenes estamos convencidos de que esa participación no vendrá por el solo hecho de ser jóvenes, ya que esa participación debe ser ganada con esfuerzo, trabajo y estudio. Lo que sí reafirmamos es la necesidad de espacios para poder demostrar nuestras capacidades.
La creación de una política de Juventud estratégica es prioritaria, donde no solo se analicen los temas directos que la atañen, sino que trasciendan a todos los temas de actualidad. La elaboración de políticas públicas de largo plazo puede ser más coherente sí se empieza ahora mismo, con la participación de jóvenes que se vayan formando y ambientando a los procesos de toma de decisiones.
El bono demográfico es también un instrumento para la gobernabilidad, uno de los mayores problemas que enfrenta nuestra región, ya que con la participación y el apoyo de ese 40 % que representa la juventud, podemos construir y dar sostenibilidad a nuestras instituciones democráticas.
Pero más allá de una base electoral, es prioritario reconocer que éste bono demográfico es rico en liderazgos, los cuales muchas veces pasan desapercibidos. Y son liderazgos, más allá de si son políticos, empresariales, culturales o religiosos, que tienen una responsabilidad en la acción social, donde a través del servicio, reproducen oportunidades para forjar más y mejores líderes para nuestros países.
A pesar de esto, hay problemas que aquejan a este sector y que obstaculizan su formación, por lo que hay un sinnúmero de acciones que, paralelamente a la búsqueda de espacios, debemos emprender para ir creando condiciones a fin de que la juventud tenga un papel fundamental en la construcción de sociedades más desarrolladas y cohesionadas.
El creciente desempleo del 12 al 16 % de los jóvenes de nuestra región contribuye a que esta población sea analizada bajo un enfoque de riesgo, por lo que el fortalecimiento de los sistemas formales e informales de la educación es un imperativo, a fin de que los jóvenes puedan enfrentar un mercado laboral cada día más competitivo y complejo.
Además, una verdadera integración del sector público y privado es prioritaria, donde el sector publico se comprometa a facilitar el acceso a la educación y las condiciones necesarias para que el sector privado invierta y genere empleos de calidad a nuestra juventud.
Paralelamente, debemos trabajar en políticas públicas que fomenten y desarrollen diversos valores personales y de integración social a los jóvenes, que reduzcan la posibilidad de que éstos sigan amarrados a la drogadicción y a las pandillas, flagelos que en mucho consumen a nuestros jóvenes.
Es imprescindible el apoyo al emprendedurismo juvenil como fuente de desarrollo económico y personal, donde se nos facilite el crédito para que estas ideas innovadoras puedan llegar a buen puerto y ser motor de nuestras economías.
Finalmente debemos seguir apoyando el asociacionismo y voluntariado juvenil, los cuales son, por excelencia, espacios de formación de liderazgos y de tomadores de decisiones.
Estamos convencidos de que los jóvenes no somos el futuro, somos el presente de nuestras naciones y luchamos día con día para que un mañana mejor comience hoy.
(*)Ronny Monge S
Jennifer Charpentier
Representantes de Costa Rica en la II Cumbre de Jovenes Lideres San Salvador 2008
Bajo el lema “Juventud y Desarrollo”, la segunda Cumbre Iberoamericana de Jóvenes Líderes, realizada en El Salvador los días 23 y 24 de Octubre de 2008, estableció una plataforma para la discusión de temas de gran relevancia para la Juventud Iberoamericana, no sólo para el análisis de problemas de actualidad que la afectan, sino también para posicionarla como un segmento poblacional con un poder latente para dirigir cambios y ocupar espacios estratégicos en la toma de decisiones.
Y este poder latente se manifiesta principalmente en que Iberoamérica nunca ha contado con tantas personas jóvenes como en la actualidad, donde cerca del 40% de nuestra población es joven. Es una condición de poder natural -dado el peso que se tiene para la toma de decisiones en sistemas democráticos- pero también es un recurso invaluable, para la formación de liderazgos que dirijan cambios importantes en nuestras sociedades.
Este recurso es el llamado bono demográfico, el cual, debe capitalizarse positivamente para convertirlo en un agente de cambio, pero que ante todo, debe integrarse y visualizarse, para que no siga caracterizándose como un sector vulnerable, con pocas oportunidades y con un peso insignificante en los espacios de decisión.
En dicha Cumbre se reiteró la necesidad de promover nuestra participación en los diferentes ámbitos de nuestra sociedad, pero también los jóvenes estamos convencidos de que esa participación no vendrá por el solo hecho de ser jóvenes, ya que esa participación debe ser ganada con esfuerzo, trabajo y estudio. Lo que sí reafirmamos es la necesidad de espacios para poder demostrar nuestras capacidades.
La creación de una política de Juventud estratégica es prioritaria, donde no solo se analicen los temas directos que la atañen, sino que trasciendan a todos los temas de actualidad. La elaboración de políticas públicas de largo plazo puede ser más coherente sí se empieza ahora mismo, con la participación de jóvenes que se vayan formando y ambientando a los procesos de toma de decisiones.
El bono demográfico es también un instrumento para la gobernabilidad, uno de los mayores problemas que enfrenta nuestra región, ya que con la participación y el apoyo de ese 40 % que representa la juventud, podemos construir y dar sostenibilidad a nuestras instituciones democráticas.
Pero más allá de una base electoral, es prioritario reconocer que éste bono demográfico es rico en liderazgos, los cuales muchas veces pasan desapercibidos. Y son liderazgos, más allá de si son políticos, empresariales, culturales o religiosos, que tienen una responsabilidad en la acción social, donde a través del servicio, reproducen oportunidades para forjar más y mejores líderes para nuestros países.
A pesar de esto, hay problemas que aquejan a este sector y que obstaculizan su formación, por lo que hay un sinnúmero de acciones que, paralelamente a la búsqueda de espacios, debemos emprender para ir creando condiciones a fin de que la juventud tenga un papel fundamental en la construcción de sociedades más desarrolladas y cohesionadas.
El creciente desempleo del 12 al 16 % de los jóvenes de nuestra región contribuye a que esta población sea analizada bajo un enfoque de riesgo, por lo que el fortalecimiento de los sistemas formales e informales de la educación es un imperativo, a fin de que los jóvenes puedan enfrentar un mercado laboral cada día más competitivo y complejo.
Además, una verdadera integración del sector público y privado es prioritaria, donde el sector publico se comprometa a facilitar el acceso a la educación y las condiciones necesarias para que el sector privado invierta y genere empleos de calidad a nuestra juventud.
Paralelamente, debemos trabajar en políticas públicas que fomenten y desarrollen diversos valores personales y de integración social a los jóvenes, que reduzcan la posibilidad de que éstos sigan amarrados a la drogadicción y a las pandillas, flagelos que en mucho consumen a nuestros jóvenes.
Es imprescindible el apoyo al emprendedurismo juvenil como fuente de desarrollo económico y personal, donde se nos facilite el crédito para que estas ideas innovadoras puedan llegar a buen puerto y ser motor de nuestras economías.
Finalmente debemos seguir apoyando el asociacionismo y voluntariado juvenil, los cuales son, por excelencia, espacios de formación de liderazgos y de tomadores de decisiones.
Estamos convencidos de que los jóvenes no somos el futuro, somos el presente de nuestras naciones y luchamos día con día para que un mañana mejor comience hoy.
(*)Ronny Monge S
Jennifer Charpentier
Representantes de Costa Rica en la II Cumbre de Jovenes Lideres San Salvador 2008
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